Gilles de Rais
Uno de los peores asesinos de Europa. Peleó al lado de Juana de Arco durante la Guerra de los Cien Años y fue un elemento clave en la expulsión de los ingleses de Francia. Debido a sus méritos bélicos, el Rey Carlos VII lo nombró Mariscal de Francia y se fue a vivir a Bretaña donde transformó sus impulsos heroicos en tortura y muerte. Disfrutaba matando varones jóvenes a los cuales sodomizaba antes y después de decapitarlos. Cuando no tenía ganas de hacerlo por sí mismo, disfrutaba observando a sus sirvientes destrozando a los niños y masturbándose en sus entrañas.
Dado que era un Barón, nadie sospechó de él cuando los niños comenzaron a desaparecer en las cercanías de su castillo. Fue un gran patrón de las artes y le encantaba estudiar alquimia y otras artes mágicas. Su reino de terror finalizó cuando el Duque de Bretaña desenterró los restos mutilados de 50 niños en su castillo. Gilles de Rais confesó 200 asesinatos pero se cree que pudieron haber sido hasta 600. El 26 de Octubre de 1440. Gilles de Rais fue quemado y colgado simultáneamente. También fueron quemados dos de sus ayudantes.
Fragmentos de la declaración de Gilles de Rais en el juicio:
"Confieso que maté a esos niños y niñas de distintas maneras y haciendo uso de diferentes métodos de tortura: a algunos les separé la cabeza del cuerpo, utilizando dagas y cuchillos; con otros usé palos y otros instrumentos de azote, dándoles en la cabeza golpes violentos; a otros los até con cuerdas y sogas y los colgué de puertas y vigas hasta que se ahogaron. Confieso que experimenté placer en herirlos y matarlos así. Gozaba en destruir la inocencia y en profanar la virginidad. Sentía un gran deleite al estrangular a niños de corta edad incluso cuando esos niños descubrían los primeros placeres y dolores de su carne inocente".
"Contemplaba a aquellos que poseían hermosa cabeza y proporcionados miembros para después abrir sus cuerpos y deleitarme a la vista de sus órganos internos y muy a menudo, cuando los muchachos estaban ya muriendo, me sentaba sobre sus estómagos, y me complacía ver su agonía...".
"Me gustaba ver correr la sangre, me proporcionaba un gran placer. Recuerdo que desde mi infancia los más grandes placeres me parecían terribles. Uno se cansa y aburre de lo ordinario. Empecé matando porque estaba aburrido y continué haciéndolo porque me gustaba desahogar mis energías. En el campo de batalla el hombre nunca desobedece y la tierra toda empapada de sangre es como un inmenso altar en el cual todo lo que tiene vida se inmola interminablemente, hasta la misma muerte de la muerte en sí. La muerte se convirtió en mi divinidad, mi sagrada y absoluta belleza. He estado viviendo con la muerte desde que me di cuenta de que podía respirar. Mi juego por excelencia es imaginarme muerto y roído por los gusanos."
"Yo soy una de esas personas para quienes todo lo que está relacionado con la muerte y el sufrimiento tiene una atracción dulce y misteriosa, una fuerza terrible que empuja hacia abajo. Si lo pudiera describir o expresar, probablemente no habría pecado nunca. Yo hice lo que otros hombres sueñan. Yo soy vuestra pesadilla."
Menudo elemento este Gilles de Rais. Personajes así no merecen vivir. Estos elementos,no son humanos, son bestias.
ResponderEliminarLo malo es que siempre hay alguno de estra calaña. Y hasta en nuestra época.
¡¡¡Feliz Navidad!!!
Los hay también ahora, José Luis, pero aquella era una época mucho más salvaje. Infligir dolor era algo hasta casi natural. Las barbaridades y atrocidades que se hacían, incluso, con la Ley en la mano eran terribles.
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